El inicio de mi experiencia con Muni no fue tan rápido e inmediato. Hablé con Mari acerca de la opción de unirme al equipo un par de veces mientras aún estaba en uno de mis trabajos anteriores. Al mismo tiempo estaba tomando la decisión de ir a una consultora. Aunque me parecía llamativo el reto y me gustaba lo que me proponía, en ese momento no me sentí tranquilo, no fui capaz de aceptar unirme al equipo y me fui a la consultora a hacer más de lo que ya sabía y había hecho antes. Me acuerdo que una vez le comuniqué mi decisión a Mari, me dijo que no perdiéramos contacto, que habláramos dentro de un tiempo y miráramos como iban las cosas. Mirando atrás, fue como si tuviera clarísimo lo que iba a terminar pasando.

Cada cierto tiempo pensaba en Muni y en lo que había conversado con Mari, y me preguntaba si había tomado la decisión correcta y cómo estaría si hubiera entrado al equipo. Después de un año volvimos a hablar y esta vez sí fui capaz de aceptar ser parte de Muni. Lo que me encontré fue mucho más de lo que me esperaba. Una idea de negocio innovadora y con un gran impacto social. Una cultura de trabajo positiva y motivadora. Libertad para trabajar a mi modo y la confianza en mis resultados. Un equipo totalmente comprometido, que no solo se enfoca en su trabajo, sino en ver constantemente como podíamos llevar a Muni al siguiente nivel. Me acuerdo siempre de esos días en bodega en los que mezclamos momentos de pura estrategia y brainstorming con horas de coger listas de pedidos y empacar uno a uno los productos vendidos. Coger un problema sabiendo que depende completamente de uno mismo solucionarlo, buscar herramientas nuevas, aprenderlas, implementarlas, charlar con otras personas del equipo para ver si esa nueva mirada ayudaba. Una forma diferente de trabajo, llena de momentos gratificantes. Trabajar compartiendo un mismo sueño es una experiencia muy enriquecedora, motivante y diferente. Gracias a Muni entendí la necesidad de buscar un lugar en el que uno se sienta realmente cómodo y a gusto.

Me quedó una tristeza que todavía hoy vuelve siempre que pienso en cómo pasaron las cosas, y es esa sensación de estar muy cerca de reventarla, de lograr los objetivos que nos habíamos puesto, y que ese impulso que llegaba con la serie B era definitivo. Todo fue tan repentino que muchas de las ideas que estábamos desarrollando, de los procesos que íbamos mejorando, quedaron a medio camino sin que tuviéramos la posibilidad de ver como terminaban. Pareciera una historia que no tuvo el final esperado. Aun así, estos meses me han dado una perspectiva diferente. Ver la forma en que nuestros líderes reaccionaron ante la noticia, con tristeza pero mucho agradecimiento, me hizo sentir que aunque hubiera querido dar mucho más, tuvimos un impacto importante en todas las personas que tuvieron relación con Muni. Ver también cómo el equipo siguió comprometido aun después de saber la noticia me dejó ver que ese impacto del que siempre hablábamos no fue solo hacia los líderes, sino en cada uno de nosotros. Muni fue una de esas experiencias que no solo me enseñaron mucho, sino que me moldeó para todo lo que vaya a venir ahora.