En todos estos meses que han pasado desde el cierre de Muni he logrado tocar hasta ahora la superficie de todo el legado que ha dejado Muni en mí y en los demás. Lo veo en todos mis compañeros y amigos con quienes compartí casi tres años de mi vida en este proyecto. Con sus nuevas metas, nuevos trabajos y futuros sueños por cumplir. Pero lo mejor que puedo hacer ahora es hablar desde la experiencia propia.

Mi historia es un poco particular porque venía de un contexto de empresas corporativas y tradicionales con procesos muy estandarizados, especialmente en áreas como mercadeo y ventas, en las cuales yo ejercí mis primeros años laborales. Llegando a Muni empecé un mundo completamente distinto: Disruptivo, caótico, creativo y sobretodo retador. Probablemente la decisión más difícil en mis 27 años de vida fue unirme a un start-up que tenía un grado de incertidumbre y riesgo muy altos. Pero lo hice por promesas que me hizo el equipo cuando entrara:

  1. Libertad para crecer, proponer y escoger qué quería hacer (siempre y cuando se alineara con las metas y prioridades de Muni, claramente)
  2. Aprendizaje acelerado
  3. Muni siempre iba a tener un propósito social y siempre iba a ser nuestro horizonte.

Después de varias decepciones en empleos pasados donde me habían prometido esto, puedo afirmar que María y el resto del equipo cumplió con esta promesa desde el día uno hasta el momento en que con lágrimas en los ojos y con un corazón roto, tuvimos que decir adiós. Mucho se habló desde afuera sobre la forma en que se cerró la empresa, pero el sentimiento que se vivió desde adentro me confirmó que la misión nunca dejó de ser el pilar de cada uno de los que trabajamos en Muni. Por eso estoy infinitamente agradecido y orgulloso de haber hecho parte del proyecto.

No solo fue el lugar donde se me abrieron las puertas a permitirme conocerme como profesional y encontrar que mi pasión realmente es la analítica de datos. Si no que también fue el mejor lugar para hacerlo al poder aprender de unas personas con talento y capacidades que difícilmente se encuentran reunidas en un mismo lugar. Con esto no quiero decir que las grandes multinacionales no fueron creadas por personas con demasiada capacidad. Pero la oportunidad que tiene cualquier persona de aprender de ellos en empresas tan grandes es muy limitada. En un emprendimiento es todo lo contrario. Puedo decir con toda confianza que he trabajo de primera mano con más de 10 futuros emprendedores exitosos y que me alegra haber sido parte de una etapa de su proceso para algún día llegar a ser los fundadores que quieren llegar a ser.

Para todo aquel que esté empezando su vida laboral o que tenga dudas sobre unirse a un emprendimiento o no, espero que este sea un testimonio que le haga tomar la decisión de hacerlo.  Quiero dejar claro que yo lo repetiría una y mil veces más. Si desde el primer momento hubiera sabido que Muni fuera a cerrar, igual hubiera tomado la decisión de unirme a este equipo tan talentoso. Porque las stock options se pudieron ir, las oficinas también, los grandes amigos que conseguí en la oficina ahora los veo y escucho mucho menos. Pero nunca perderá valor todo lo que aprendí y mucho menos haber encontrado lo que realmente me apasiona en este mundo. Estar en un start-up realmente me mostró de lo que soy capaz y me ha abierto puertas que jamás pensé que se abrirían.

No importa que edad se tenga, nunca será el momento indicado, pero siempre será la mejor decisión unirse o crear un emprendimiento. Solo espero que todos lo que lo hagan busquen un equipo como el que yo tuve la fortuna de encontrar. Porque, aunque Muni cerró, yo sentí que no fracasó. Que muchos de nosotros no fracasamos y sobre todo es gracias a lo que aprendimos y conocemos ahora.

Y no podía falta la sección de agradecimientos. Gracias especialmente a María que es un ejemplo de liderazgo, quien me permitió volar más alto de lo que nadie me ha permitido y alentado a hacerlo. Sin duda de quien más he aprendido. Gracias a Vicente, María Laura y Natalia, los cuales hicieron mucho más fácil mi decisión de unirme en un comienzo y quienes acompañaron todo mi proceso. Gracias a todos los que pasaron por el equipo de BI y de quienes aprendí muchísimo. Raul Gutiérrez y Davian Bermúdez que fueron el dream team y mi mano derecha. A Nicolás Martínez, Jose Guarguati y Julián Cancelado quienes construyeron el área conmigo desde 0. A Paola Holguín, Andrea Carvajal, Juan Pablo Bocanegra, Santiago Donado y Alejandro Serpa por las trasnochadas, actitud para la ejecución y no dejarme rendir nunca. Gracias a todas las personas que nos rodearon durante estos 3 años de trabajo inagotable. Y finalmente gracias infinitas a Dios por haberme puesto en este camino.