Después de varios meses de haber terminado esta etapa de mi vida, pensé que sentarme a escribir esto no iba a ser fácil, pero la verdad sólo llegan buenos momentos y creo que en esos se resumen esos 3 años de mi vida, los más retadores a nivel profesional y personal, pero sin duda, los mejores.

¿Y por qué los mejores? Porque salí de mi zona de confort como nunca lo había hecho, sin saber que me esperaba. Pasé de una vida corporativa a caminar horas por barrios de Bogotá a vender frutas y verduras por catálogo, de trabajar con conocidos a trabajar con el mejor equipo del mundo,  de estar en una industria más a trabajar por más igualdad social, de valorar el perfeccionismo a valorar los errores,  de tenerle miedo a la incertidumbre a saber cómo navegarla, de ser responsable solo por mí a tener mi primer equipo,  de no tener ni idea que quería a nivel profesional a encontrar lo que me apasiona,  de ser 3 a ser 500 en 3 países y a tocar la vida de muchos Líderes de comunidad.

Dejo aquí mis mayores aprendizajes, consejos y recuerdos de esta época, para los que está pensando en dar ese salto, para los que lo dieron y a veces dudan y para el mejor equipo, que llevo en el corazón.

El equipo lo es TODO. Encuentren un equipo que admiren, un equipo donde el otro es mejor que uno en algo más, un equipo con el que puedan tener muchas horas de trabajo, pero con el que también puedan hablar de cómo se sienten, morirse de la risa o llorar, salir de fiesta, un equipo donde no hay ego sino siempre estén motivando al otro a ser mejor cada día. Para mi, eso fue el equipo de Muni.

Obsesión por el cliente. No hay mejor fuente de aprendizaje que el cliente, ténganlo cerquita, pregúntenle cómo se siente, qué opina, pero enserio, que no sea una encuesta más, llámenlos, visítenlos, charlen con ellos y qué estos insights sean su base de mejora para todo. Que cada decisión y proceso, pase siempre primero por ¿cómo se va a sentir el cliente con esto? Esto, mi nueva pasión.

SI a cometer errores, pero no repetirlo varias veces. Muchas veces no sabíamos que estábamos haciendo y por más buena idea que pareciera en el papel, la embarrábamos. Poco a poco le fuimos perdiendo el miedo a intentar, supimos que embarrarla a veces era la única forma de aprender. Lo importante, aprender rápido, iterar, pero nunca tropezar con el mismo error.  Esto, para lo laboral y para la vida.

Es una montaña rusa de emociones. Si, va a haber días en donde la motivación está al 200%, otros de mucha frustración, otros de emoción y felicidad infinita, otros de incertidumbre y otros de estrés. Pero todo hace parte del camino y por más despelucado que uno llegue al final, hay que vivir cada día. La satisfacción que queda después, no se compara con nada.

El balance de vida. Cuando lo personal está bien, el resto va a estar mejor y el tiempo siempre será el recurso más valioso, por eso: Nunca duden de parar de trabajar y salir a correr o hacer ejercicio, de irse a tomar una cerveza con el amigo que hace rato no ven, de irse de vacaciones, de cerrar el computador de vez en cuando antes de tiempo, de dormir, de poner límites, de ver a su familia, de hacer eso que les da balance y energía para seguir.

Por último, a Mari, Vincent, Nati, Boja, Cris B, Gabriel, Boca, Vic, Lau M, RE, Margarita, Andre Villaescusa, Mari Cano, Carlitos T, Juanse, Barragán, Mate León, Haru, Santi Donado, Gonzalo, Profe, Dei, Santi Alvarez, Andre B, el equipo de Bodega, el equipo de CX, el equipo de Tech, cada uno de los 500 que trabajamos por este sueño, nuestros líderes: infinito agradecimiento y admiración por ustedes.