Escribir una reflexión sobre Muni es extremadamente difícil para mí por dos razones: (1) me fuerza a asimilar/digerir que el sueño de Muni se acabó (cosa que he estado evitando varios meses), y (2) ¿qué p*tas escribo? Entonces, escribir esta reflexión es para mí un reto más que me pone María (que por supuesto ojalá no sea el último).

Muni fue mi salto al vacío que muchos nunca entendieron, pero fue el salto al vacío que yo tomé con toda la convicción que tenía dentro de mí. ¿Por qué dejar el mundo de consultoría, lleno de aprendizajes, contactos, buen salario, por el riesgo de una empresa que vende frutas y verduras por internet? Nunca pude responder a la pregunta de forma inteligente, pero estuve tranquilo conmigo mismo de responderme “porque sí, hágale”. Afortunadamente también tuve varias personas que me apoyaron con mi vaguísima respuesta, hoy les doy un gracias a ellos que saben quiénes son.

Reflexionar hoy sí me ayuda a responder esa pregunta que en su momento no pude responder. La respuesta que daría es: porque creo en el proyecto, estoy rodeado de gente que cree en el proyecto más o igual que yo, y yo creo 100% en esa gente. Creía en el proyecto por el impacto que podíamos tener (y tuvimos, solo no a la escala que nos hubiera encantado). Creer en ese impacto se lo debo a María, que es y será una apasionada por traerle oportunidades a todas las personas en Latinoamérica, algo que se alinea mucho con mi visión de la vida. Y después está todo el equipo de Muni. Todos nos la creíamos, pero todos trabajábamos como si creérsela fuera una locura. Sabíamos que creíamos en el proyecto, pero sabíamos que creer no era suficiente, sino que había que dedicarle mucho esfuerzo y corazón para materializar lo que soñábamos. Trabajar rodeado de personas así es muy fácil, incluso en algo tan retador como lo fue Muni. A eso, sumémosle que son un combo espectacular para salir a tomarse una (o varias) cervezas, cosa que para mi es fundamental en la vida. Muni me dejó personas que me cambiaron la vida, y creo que la vida se trata de encontrar (y de no dejar ir) a esas personas. Por eso sé que mi salto al vacío valió toda la pena y lo volvería a hacer una y mil veces.

Una reflexión sobre Muni no estaría completa sin reflexionar sobre María, como persona, como líder, y como founder. Para empezar la reflexión, lo más importante es que sin María nunca habría tomado la decisión de ir a Muni, y creo que no me equivoco en decir que somos muchos los que podemos decir exactamente eso. Como persona, María es una conversación increíble. Me acuerdo de alguna vez que fuimos a almorzar en México y eran las 10PM y ahí seguíamos en el restaurante “almorzando”. También será imposible olvidar la mejor hora para tener una conversación profunda con María por whatsapp: 1AM. Para la fiesta no fue mi mejor partner, pero eso le daba mucha más emoción a las pocas veces que me recibía un trago. Como líder, María es un ejemplo a seguir. Dictó la cultura de Muni desde el día cero con sus valores, y no era necesario que los estuviera repitiendo para uno saber exactamente cuáles eran esos valores, porque con todas sus acciones los transmitía. Me llevo un aprendizaje enorme de nunca, nunca, flaquear en los principios que uno tiene como persona. Como founder, fue supremamente retadora, pero más que eso, siempre admiré la confianza que tenía en su equipo. Yo nunca supe lo que estaba haciendo en mi trabajo, pero eso nunca afectó la confianza que María tenía en mí. Ser retado diariamente, y sentir la confianza de ella de que sí podía cumplir con todos los retos fue lo que más me ayudó a crecer como profesional, y siempre estaré agradecido por eso. Mari, ya te lo he dicho, pero dejémoslo por escrito: contigo a la guerra siempre.

Por último, un gracias gigante al equipazo que tuve el privilegio de liderar. Gracias a ustedes fue que logramos todo lo que nos propusimos. Milady y Roberto, que se montaron en este barco desde el día uno. George y Charlie en México siempre poniéndose la 10. Vitoria, Guiomar, Carlos en Brasil, que me tuvieron toda la paciencia del mundo con mi portuñol y siempre me enseñaban más. Las Julieths, viejo Juan Carlos, a quienes vi crecer y desarrollarse como profesionales a una velocidad increíble. Juanse, Juanca, Morato y Manu, que sin ustedes nada hubiera sido posible, y con quiénes me llevo cientos de historias. Gracias a todos!